La verdadera felicidad

Ayer, escuchando la radio, una enferma mental me abrió los ojos. No es una metáfora. Los jueves hacen una sección en "La ventana" de la Ser en la que varias personas en tratamiento psiquiátrico exponen sus ideas y hablan sobre temas de actualidad.

Pues bien, una chica de 29 años comentó que había sufrido mucho en su vida pero que no cambiaría nada de lo que le ha pasado. Yo me quedé sorprendido, la verdad, pero conforme iba exponiendo su posición me parecía más lógica. Aseguró que ella prefería su vida, en la que había habido fuertes altibajos, antes que una monótona en la que no lo hubiera pasado tan mal. Es decir, ¿de que me sirve una "feliz" rutina si nunca voy a saber lo que es el sufrimiento o lo que es amar verdaderamente o lo que es ser realmente feliz?

En el momento me quedé pensativo y tras analizar lo que dijo he llegado a la conclusión de que esta chica tiene toda la razón del mundo, por muy enferma mental que esté. Gracias porque debido a tu "locura" (o no) has conseguido abrirme (un poco más) los ojos.

¿Hasta luego?

Te vas. No puedo hacer otra cosa que decirte adiós con la mano mientras una lágrima recorre mi mejilla. A estas alturas ya debería de estar acostumbrado a dicha situación pero por más que se repite no consigo encajarla bien.

Ahora vuelta a empezar. Los meses de tristeza, tan largos e incomodos, en los que no me apetecerá estar con otra persona que no seas tú. En los que me apetecerá estar cada instante del día contigo. En los que pensaré el por qué de todo.

Sólo espero que al menos nos quede la amistad, que creo que sí. Esas miradas cómplices, las risas sin sentido, los escándalos públicos... jajaja. Somos muy parecidos en el fondo, tal vez por eso disfruto tanto cuando estoy contigo. Espero poder seguir gozando de estos momentos que me alegran la vida y sin los cuales sería tan monotona.

Gracias por todo.