Porque nada es lo que parece...

Te levantas de la cama, cansado. Titubeante consigues llegar hasta el cuarto de baño donde das rienda suelta al almacenamiento masivo producto de la ingesta desmesurada de anoche. Ayer fue un buen día, o eso creo. ¿A qué hora llegaste a casa? ¿a las 4? ¿a las 6? Que más da, te lo pasaste de puta madre.

Aún recuerdo la cara de aquella chica, sus ojos, esos labios carnosos. Se te comía con la mirada, ¿lo recuerdas? Lástima que no te atrevieras a decirle nada, como siempre, vamos... De todas formas no habría pasado nada, se hubiera cansado de ti a las dos semanas... como hacen todas. Pero, ¿y si ella era diferente? Jamás lo sabrás, por mierdas. Te faltan cojones para decirle algo a una chica y todo por ese estúpido miedo al fracaso. Ese miedo que tenemos todos a que una chica, que no vamos a ver en la vida, nos diga "no, gracias". ¡Que se joda! Ella es la que jamás sabrá lo que es sentirse plena contigo. Probablemente acabará con un alcoholico que le pegará delante de sus hijos. Pero, ¿y a ti que te importa eso?

Creo que lo mejor es que vuelvas a la cama y termines de digerir ese kevab que te comiste de camino a casa.

1 comentarios:

Soadcete dijo...

donde das rienda suelta al almacenamiento masivo producto de la ingesta desmesurada de anoche

EPIC XDDD

Ese miedo es innato en todos nosotros, no queremos fracasar, pero debemos hacerlo para triunfar, es ley de vida.

Me ha molado, no es tan loco como esperaba, me pasare por aqui a menudo.